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Foto del escritorJennifer Seifert

Experiencia personal que parece un episodio de “El cuento de la criada"

Escrito por: Almendra Moreno


Advertencia: lo siguiente relata mi experiencia personal, sin exageración, aunque parezca salir de un episodio de “El cuento de la criada”. Así sufren muchas ex esposas, novias y madres hoy en día en nuestro país:

«Es buena incubadora». Así hablaba de mi y solía repetírmelo de «broma»:

«hace buenos bebés con mi apellido». Un apellido que no diré aquí porque iniciaría el procedimiento legal #19 de su parte en mi contra, en menos de 3 años. Sería efectivamente el 19!


Su atentado legal inició en 2020, con el apoyo de unos 17 abogados, implacable y sin detenerse hasta el día de hoy, envolviendo el destino de mis 4 hijos a varios niveles de destrucción con su propósito por desaparecerme.

La violencia se construye como una telaraña. Tejida de hechos distorsionados y de comentarios sistemáticos que quiebran, la violencia funciona como la física de la gota deagua continúa que erosiona hasta la piedra: “necesitas buscar ayuda psicológica”, “estás loca”, “eres egoísta”, “tú no sabes”, “tú no entiendes nada”, “no puedes con los niños”, “estás enferma” “me debes tu vida”, “no eres nadie sin mi”, “tú no deberías de existir”, “tu mamá no te quiere pero me tienes a mi”, “no sirve para NADA lo que estudiaste”, “soy mejor que tú”, “eres lic. por pura suerte”, “conmigo te sacaste la lotería”, “la gente te quiere sólo porque me respetan a mi”, “te toman en cuenta porque estás conmigo: saben quien soy y con el miedo que me tengan basta”… La lista es muy larga. Muchas mujeres habrán escuchado algunas de las mismas frases. Y saben que cada uno de esos abusos se esconde bajo una capa de muestra de “cuidado” que la víctima tiene que agradecer, además, porque para conseguir la colaboración de su víctima, el abusador intercala regalos, gestos, y algunas frases bonitas “eres especial por estar conmigo”, “sin ti no podría lograr nada”, “mira todo lo que has podido hacer conmigo”… Esas pocas palabras de azúcar acaban por desubicar a la víctima.

Por encima de todo, mi abusador contaba (y todavía cuenta) con la ayuda de “terapeutas” a quien compra, tal y como lo hace con algunas autoridades del gobierno, quien le permiten respaldar sus cuentos imaginados. Así tuve que cambiar de abogados varias veces, hasta encontrar a las que no se dejan ni comprar ni intimidar. Pero a una amiga mía consiguió ponerle ¡una alerta migratoria! en su contra.


Todos los días temo por mi vida porque le he escuchado amenazarme y amenazar a las personas que me apoyan de cualquier manera que sea. Una niñera se fue huyendo después de recibir una llamada sin ni siquiera esperar que regresara del super. Efectivamente le he escuchado alardear de sus conexiones políticas y de poder, de su gran influencia económica (escondida) y que él puede poseerlo todo.

Viví la suma de muchas muestras de violencia escondida desde que me casé, pero en el momento que me embaracé la amenaza velada subió de nivel: “si no me das un varón vas a llevar nuestra familia a la ruina”. Me enteré de un tipo de violencia que se reconoce oficialmente como “violencia vicaria”: cuando un padre utiliza a los hijos para aniquilar a la mujer que les engendró.

Ahí es donde me di cuenta que yo siempre había sido parte de un plan donde el amor y la sinceridad no eran incluidos, sólo la necesidad de hacer pasar apellido del “señor de la casa” por generación, e incubarle unos “mini-clones” de él: sólo un vientre… que ni se alquila, porque se adquirió en matrimonio.

Ahí es el punto donde una mujer se siente asfixiada y con el alma aspirada, porque estar embarazada y madre te hace vulnerable y sensible, y mientras te regañan continuamente, tú te culpas por todo. Te preguntas si te has vuelto paranoica, pero a la vez algo muy dentro de ti sabe que te jalarían el gatillo por “no obedecerle(s)” al marido y su familia, si no cumples: “¡Tú no entiendes: la única solución en mi familia es si yo tuviera un varón primogénito! ¿¡Qué no lo ves?! ¿¡ Y te dices psicóloga?!”


Esto último me lo repetía hasta que yo dudara de mis estudios y así nunca traté de ejercer la carrera en aquel entonces. De todas formas, la psicología clásica que había estudiado no le valía para nada, comparada a la que enseñan en sus universidades, una psicología tintada de esoterismo. Además, su afirmación “una esposa mía no trabaja” era determinante… Siguiendo aquel sistema de psicología, a uno de mis hijos me prohibió amamantarle, porque era niña y por otras razones esotéricas que yo “no podía entender”. Con otro hijo, peor: decidió que no era de él, aunque yo nunca salía con amigos y nunca conocí a otro hombre mientras estuve con él. No importaba: se lo habían dicho “grandes videntes” utilizando un sistema complementario llamado “diseño humano” y entonces era un hecho y punto. Ese mismo “sistema” le llevó a creer y contarme que su vida era predeterminada por causa del suicido del primer esposo de su mamá, pero aún así él repetía que yo traía la muerte contigo y era un peligro para él, todo según aquellas famosas videntes. A la vez me decía de “mirar todo esto con amor”…


Ese lema de su sistema de psicología donde “todo acto (aunque sea agresión) es por amor” le llevaron a utilizar el proceso de “contención” con cada uno de mis hijos: se trata de abrazar muy fuerte a un niño hasta que no pueda mover nada, hasta que se duerma o quede inconsciente de tanto gritar y llorar sin poder moverse. Mi corazón de madre se marchitaba, pero justificaba que él sabía de psicología mejor que yo.


En cuanto al niño que todavía niega como suyo, años después, una vez que él dejó el domicilio conyugal, encontré un diario suyo: y descubrí que se había inventado que nuestro hijo había sido concebido con un médico que conocíamos los dos desde años atrás, porque me había tocado verlo en emergencias en el hospital por taquicardia (que al final era debida a una ansiedad permanente inaguantable). De allá nació su obsesión, que todavía sigue y ha afectado el desarrollo de nuestro hijo, que necesita terapia y escuela alternativa que todavía él se niega a pagarle… También se inventaba una historia de amor en otro plano de existencia con una princesa viviendo a escondidas en el bosque de cedros… sin comentarios!

Todavía no me explico porque esos diarios no provocan el interés de los peritos del juzgado…

Cómo parte de su plan a largo plazo, a mis 4 hijos les había tramitado residencias en otro país sin incluirme: su argumento? “¿para qué quieres gastar en tu tramite de residencia?, ¿no ves que es urgente hacer el trámite para los niños primero? Siempre quieres todo para ti!”... y yo tratando de validar su punto de vista y preguntándome si realmente era esa persona que lo quería todo para ella misma. Por supuesto su trámite de residencia ya lo había realizado. Yo terminé siendo la única sin residencia en el país extranjero donde nos llevó. POR ESTO TEMO TANTO QUE EL JUZGADO ABRA LAS CONVIVENCIAS TAL Y COMO INSISTEN ÉL Y SU ARMADA DE ABOGADOS.

Mujeres abusadas, yo les creo y tienen todo mi apoyo. Conozco tan bien como se teje la violencia, esa que te fríe a fuego lento el sistema nervioso, la que no se ve pero que hace que todo tu cuerpo tiembla. Esa que te hace dudar de ti, de tu propio juicio y aún más de tu intuición e instintos para reducirte a moronas. Lo peor es que esa violencia te hace odiar la vida porque hasta se vuelve la norma para tus propios hijos pequeños y terminas negándote casi por completo… hasta vestirte como una adolescente de escuela religiosa aunque hayas cumplido los 35 años.

Ojalá las autoridades se dieran cuenta que, simultáneamente, el abusador siempre crea dudas en sus hijos acerca de las competencias de su madre: “No le digas a tu mamá, ya sabes como se pone”, “tu mamá no puede con ustedes, que no lo ves?” les decía a mis hijos. Más insidioso aún, me decía a mí: “Qué necesitas? ¿Más niñeras? Ya lo estoy dando todo y tu no puedes con nada” me decía cuando le pedía ayuda con los niños…

Todavía duele hasta relatarlo todo. La verdad duele, pero me di cuenta que vivir dentro de una mentira mata, como cualquier otra droga. Mata a medias y te deja como un zombie: una sombra de quien eres en realidad.

Claro que tengo mil razones de temer por mis hijos y por mi. Pero desde que ya no puedo encontrar justificaciones, me di cuenta de quién es él realmente, que es un arquetipo de abusador y que tuvimos mucha suerte los niños y yo de que decidió salir del domicilio conyugal. Hoy comparto mi experiencia para prevenir que pase a otras mujeres, para dejar un testimonio para mis hijos, y para mi primer hijo que se llevó con falsos pretextos y que ha puesto en mi contra; para que el sistema judicial se dé cuenta de ese tipo de violencia y deje de exigir “conciliaciones” y “encuentros” cuando hay denuncias por violencia.

También porque la verdad, la estabilidad y la armonía para mis hijos y para mí valen cada paso de mi voz y mi valentía. Y valen la suya.

Hoy he dejado de ser La del cuento de la criada, para ser La capitana Marvel en los ojos de 3 de mis 4 hijos. Con la gracia divina un día mi hijo mayor también lo verá como sus hermanos.


¡Tú también, cuenta tu historia, eleva tu voz!




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